Los hombres de Estado son como los cirujanos: Sus errores son mortales
Francois Mauriac
Con la resaca de las fiestas navideñas y de fin de año llegó el anunciado “gasolinazo” en todo el país, pero no fue, ni será, el único incremento que los mexicanos tendrán que padecer; y ante la indignación que ello ha causado, en 2018 se concretará la segunda gran alternancia política nacional, en la que ni el Partido Acción Nacional (PAN), el Revolucionario Institucional (PRI) y el de la Revolución Democrática (PRD), serán los triunfadores en las urnas.
Organizaciones civiles, políticas y hasta partidos, han convocado a diversas manifestaciones para estos primeros días de enero, han incitado además a los ciudadanos a no consumir gasolina, pero la oleada de incrementos a diversos productos, aunque se ha negado parece inminente, en medio de una generalizada indignación –fingida o real- que parecen advertir la derrota en las urnas de prácticamente todos los partidos que avalaron la reforma energética, aun cuando hasta finales de 2016 el declive marcado era solo para el PRI, por la mala calificación del presidente Enrique Peña Nieto.
Y aunque la participación de los ciudadanos en las movilizaciones aún son inciertas, pues en México parecen conformarse con el rechazo en redes sociales a las medidas gubernamentales, es importante recordar que en septiembre del presente año, el proceso electoral para la renovación del Congreso de la Unión y la Presidencia de la República arrancará formalmente, de ahí que desde ahora el escribiente sostenga que los tres principales partidos políticos del país no serán los ganadores de siempre, y es ahí donde partido de Andrés Manuel “el peje” López Obrador, Morena, irrumpe como la única opción –hasta ahora- para capitalizar el enojo ciudadano en las urnas.
Todas las encuestadoras hasta ahora destacan la preferencia ciudadana por López Obrador, que contenderá en 2018 por tercera vez por la Presidencia –Lula Da Silva, en Brasil, también contendió ese número de veces antes de triunfar en 2002-; y aunque el carácter del candidato y su a veces beligerante programa no garantiza necesariamente un mejor gobierno para México, sus adversarios políticos parecen haberse empeñado en dejarle el camino libre, aun cuando falta un año y medio para que los ciudadanos acudan a votar.
Ese panorama tan poco alentador para las fuerzas políticas tradicionales complica mucho las perspectivas también a nivel de las entidades federativas; y los mejores indicadores de ello serán las elecciones que este 2017 habrá en Coahuila, Nayarit y el Estado de México para renovar sus gubernaturas, este último es el estado del presidente y el que mayor número de electores aglutina –más de diez millones, es decir, casi el 12 por ciento del total nacional-.
En el año 2000 la alternancia llegó a México con el triunfo del PAN ante el PRI; el centro perdió contra la derecha; y para 2018 el centro perdería, de seguir la actual tendencia, por primera vez contra la izquierda –aun con la dificultad que implica para colocar a Morena en esa denominación-; esa será la segunda gran alternancia política nacional; y ocurrirá en la elección más grande en la historia del país, con el llamado a las urnas a casi noventa millones de mexicanos; pues además de la federal habrá treinta elecciones concurrentes que requerirán de la instalación de unas 154 mil casillas.
Esa elección representará la oportunidad para los ciudadanos de cobrarse los agravios de tantos malos gobiernos y partidos, la oportunidad, en suma, de indignarse en las urnas y no en las calles o las redes sociales, construir esa realidad y aprovecharla depende de todos así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.